El Ateneo de Ourense lucha por salvar su sede
Un empresario implicado en la red 'Gürtel' reclama el desahucio del local
El Ateneo de Ourense, uno de los máximos exponentes del compromiso cultural de la ciudad, bracea para impedir su desaparición. El empresario leonés Martínez Núñez -el constructor que en los años 90 intentó captar obras de carreteras de la Xunta y acabó enfrentado a Cuiña- propietario del inmueble que la entidad ocupa desde finales de los años sesenta en el emblemático edificio de la Torre, apremia al desahucio: la Xunta, comprometida por convenio firmado en 1984 a mantener las instalaciones, lleva cinco años sin pagarle el alquiler. Martínez Núñez posee, además, la compañía Teconsa, implicada en el caso Gürtel.
Ayer, el presidente de la entidad cultural, Xosé Antón Fidalgo Santamariña, alertó de lo "apetecible" del pastel inmobiliario. "Si este local queda libre, millones de euros pasarán de manos públicas a manos privadas", sentenció tras anunciar que la directiva presentará ante la Justicia las actas fundacionales, de 1969, para acreditar su derecho a la sede. Los documentos aparecen firmados por intelectuales de la talla de Eduardo Blanco Amor, Ferro Couselo, Prego de Oliver o Failde. "No hay duda de que el Ateneo es de todos los orensanos", sostiene Fidalgo mientras bucea entre los legajos y rememora el activismo social de la entidad convertida en plataforma de movimientos ciudadanos.
El Ateneo, sede de estudio de numerosos opositores orensanos y de conferencias y exposiciones, es uno de los símbolos de la ciudad. También lo es la construcción del excepcional edificio de la Torre, que incumplía la normativa urbanística y a cuya legalización contribuyó, precisamente, la constitución de la sociedad cultural desahuciada. Fidalgo recuerda cómo para legalizar la excesiva altura del edificio el ayuntamiento obligó a los propietarios a mantener espacios reservados al servicio de la ciudad. Ahora insta a la actual corporación local a que vele por el cumplimiento de la norma, pero centra sus críticas en el "abandono" de la Xunta.
El Gobierno gallego ha dado razones de su postura. Alega que, al hacerse firme la sentencia de desahucio, en octubre de 2005, perdió todos sus derechos sobre el inmueble. Y deja solo al Ateneo en su pugna contra el grupo inmobiliario, aunque matiza que colaborará en la difusión de las actividades culturales y en la subvención de proyectos. La Administración autonómica reconoce que hasta ahora no atendió las demandas de la asociación cultural por defectos de forma. De las dos solicitudes presentadas por el Ateneo, una "no se ajustaban a la Orden" y la otra, para sillas y mobiliario, la consideró "inútil", dada la sentencia de desalojo.
Frente a ello, Fidalgo recita un rosario de nombres de socios ilustres (Quessada, diseñador del logotipo; Cabaleiro Goás, Rodríguez Peña, López Morais, Albelenda...) y acusa a la Xunta de desentenderse de sus obligaciones y romper el vínculo asumido en 1984. El presidente del Ateneo insiste en que la administración también es la parte realmente implicada en el proceso porque es ella y no el Ateneo la que "tiene los derechos sobre las instalaciones".
La directiva del Ateneo acudirá al juzgado el próximo día 23 -el 30 es la fecha del desalojo- con los antiguos documentos fundacionales y la lista de los ilustres fundadores. Los dirigentes del Ateneo esperan acreditar así su derecho al lugar de la entidad: unas luminosas y codiciadas dependencias en el centro de la ciudad. Con la adversidad acosando por todos los frentes, Fidalgo Santamariña no se amilana. "Aunque tengamos que abandonar este local, la institución no desaparecerá", alerta.
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